lunes, 24 de febrero de 2014

ARTISTA, URUGUAYO, INMORTAL

Carlos Páez Vilaró falleció en su Casapueblo a los 90 años, lúcido, rodeado del amor de su pueblo



El artista plástico Carlos Páez Vilaró falleció en su “escultura habitable” de Casapueblo, en Punta Ballena, mientras conversaba por teléfono con su médico, contó una de sus hijas.
“Se levantó de mañana, había descansado muy bien y estaba conversando con su médico, diciéndole que tenía un dolor, cuando falleció”, relató una de sus hijas a Teledoce.
Su familia dispondrá en las próximas horas las exequias de uno de los más grandes plásticos contemporáneos uruguayos, así como de los mayores impulsores del candombe a nivel internacional.
Páez Vilaró había nacido en Montevideo, el 1º de noviembre de 1923, e inició su carrera artística en Buenos Aires, de donde regresó al país a comienzos de la década de 1940, dedicándose de lleno al tema del candombe, de las comparsas afro-orientales y de todo lo referido al arte afrodescendiente, teniendo como epicentro el desaparecido “conventillo del Mediomundo”

Con una condición de trabajo excepcional y afirmado en sus nuevos conceptos artísticos, llegó a dirigir el Museo de Arte Moderno de Montevideo (1956) y la secretaría del Centro de Artes Populares (1958).
Descolló más allá de la pintura, incursionando en el cine y las letras, pero su logro que lo inmortalizó fue Casapueblo, donde trabajó como escultor, arquitecto, decorador y albañil, para convertir al centro de arte en uno de los íconos de Uruguay, reconocidos en el mundo entero.

Una vida multifacética colmada de avatares y satisfacciones

“Mi pasión más grande despertó cuando vi la obra de Figari”, dijo en un reportaje a El País, donde recordó que había sido su hija Delia, la que le presentó esa obra. Páez Vilaró confiesa haber pensado en ese momento sobre la pintura de los negros. “Él los pintó del recuerdo. Y voy a pintarlos a la realidad”.
Viajó pintando por el mundo y sus obras están en el edificio de la OEA en Washington, en los aeropuertos de Panamá y Haití, y en hospitales chilenos y argentinos, además de múltiples representaciones murales en nuestro país. En sus viajes compartió impresiones con Dalí y Picasso, entre otros.
Fue nombrado “Ciudadano Iluste de Montevideo”, en 2013, y el Consejo de la legislatura de Buenos Aires, lo nombró “artista de las dos orillas”, en 2005.

Pablo Picasso y Carlos Paez Vilarò, a finales de los '50



http://www.lr21.com.uy/cultura/1160834-

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