viernes, 23 de mayo de 2014

Osiris Rodríguez Castillos

Osiris Rodríguez Castillos (Montevideo21 de julio de 1925 — 10 de octubre de 1996) fue un poetaescritorinvestigador,compositorcantanteinstrumentista y luthier de Uruguay. Está considerado como uno de los pilares del folclore de su país.




Su vida


Producto de una familia especialmente interesada por la cultura, la música en general y la educación de sus hijos en particular, y con un interés primordial por la historia, la historia del arte, la lingüística y la literatura, tempranamente se interesó por las raíces de la música autóctona. Siendo un niño, su familia se trasladaría a Sarandí del Yí (Durazno), donde pasaría su infancia, y más tarde a Florida, donde cursaría los primeros años de sus estudios secundarios que luego continuaría en el Liceo Francés de Montevideo, pero que nunca terminaría. Curioso y ávido de experimentar la vida, durante su juventud llevó una vida casi nómade recorriendo lugares y experimentando vivencias que fueron la médula de su obra.
Toda mi escuela es asombrarme: ver las cosas por primera vez. Yo podría verlas cien veces y cada vez podría escribir sobre ellas algo distinto. Creo que he encontrado la manera de hacerlo defendiendo al gurí que llevo adentro. Un gurí que quedó siempre en las orillas del , donde me crie.
Trabajé en la ciudad y en el campo. He vagado por toda mi tierra y por la Argentina, y por Rio Grande do Sul. No sé cuántas veces atravesé con mi caballo sobre la frontera norte... ni cuántas veces crucé en canoa el Delta del Paraná... Mi principal oficio ha sido presenciar la vida... Me gusta el mundo, es algo que se está haciendo todos los días (...)


Lector voraz, creativo y perfeccionista, recibe muy temprano premios destacados por poemas como "Romance al General Brigadier Juan Antonio Lavalleja", por el que obtiene una medalla de oro en 1953.


Un exilio tardío

En 1973 Juan María Bordaberry había decretado la disolución de las Cámaras y la instalación de un Consejo de Estado. Revocados los gobiernos departamentales e intervenidos los Entes Autónomos, se había ilegalizado la Convención Nacional de Trabajadores, apresado a sus dirigentes, y habían caído los primeros estudiantes muertos por la represión dictatorial. Había comenzado así un absoluto control de todos los aspectos de la vida de los ciudadanos, incluso en áreas que no se relacionaban con el terreno político: destituciones de docentes, clausura de los institutos de formación docente y a continuación la intervención de la Universidad de la República, que dio inicio a la consabida y brutal represión que configuró este período.
La cultura se vio afectada con una violenta y descabellada censura de la prensa y la persecución de periodistas y escritores. Osiris Rodríguez Castillos había compuesto, en 1959, 'Cielo de los tupamaros', que fuera prohibida en Argentina y Uruguay por vinculársela con el movimiento guerrillero MLN-T, a pesar de que habla de la revolución de 1811y el Grito de Asencio y fue compuesta antes de la fundación de ese movimiento. Por otra parte, en sus canciones se trasluce un mensaje reivindicativo y de crítica a la situación social y política de esos años; además de haberse significado con toda transparencia en el recién fundado Frente Amplio de las izquierdas uruguayas:
Nos honra la bizarría
de pelear por un vencido
al que acusan de bandido
por pretender denodado
que el criollo más desgraciado
fuera el más favorecido.


 A pesar de la enorme presión y de las frecuentes inspecciones militares en su casa, a diferencia de otros compatriotas, Osiris Rodríguez Castillos fue un exiliado tardío. Su idea era que no consiguieran expulsarle de su país por muchos padecimientos económicos y morales que le pudieran infringir. La dictadura militar le impide realizar presentaciones y difusión de sus obras, debido a su compromiso político, y tiene que sobrevivir dando clases de guitarra en su casa de Montevideo. Entre los años 1974 y 1977 queda relegado al ámbito privado. Para su espíritu creativo esto se vuelve insuficiente, lo que funciona como acicate para desarrollar una antigua sed: dedicarse a la investigación y el estudio de la guitarra en profundidad. Crea un nuevo "Método para guitarristas", de ejercitación de la mano derecha, e indaga en una posible reestructuración física del instrumento, buscando lograr el perfeccionamiento de la emisión del sonido. Lo registra bajo el nombre "Nueva Guitarra": construye "la Osiris", de la que, presumiblemente, sólo existen tres en todo el mundo.
A fines de 1978 realiza, con enormes dificultades de producción y considerable riesgo personal, dos recitales: en el Teatro del Notariado y en el Teatro del Centro, de Montevideo, que resultan ser llenos abrumadores, prácticamente con la única difusión del boca a boca. Pero la realidad es que continúa en la lista negra del gobierno de facto, y entonces comienza a plantearse un posible exilio. En enero de 1980 edita los cuentos "Las nuevas aventuras del gaucho Alambre" y, al fin, desesperanzado, emprende un exilio voluntario y silencioso a Madrid, adonde vive durante catorce años, desde el 6 de enero de 1981. Allí, en un piso de Arturo Soria, trabaja incansablemente en la construcción de su guitarra, buscando el reencuentro "con ese sonido dulce parecido al del laúd..."

En España resulta finalista entre más de 800 participantes en el "VII premio Literario de Narraciones Breves Antonio Machado"; el cuento premiado es editado junto con los de otros autores en un volumen denominado "Tú, Guiomar y otros relatos", en el año 1983. Años después, llegada la democracia a su país, vuelve a Uruguay invitado por el Movimiento 26 de Marzo. Forma parte de sus listas, y realiza un largo viaje por todo el interior del país explicando las razones históricas y personales que le llevan a su candidatura testimonial a diputado. De regreso en Madrid, basándose en el discurso de la campaña, empieza a trabajar en un ensayo inédito sobre historia política del Uruguay: "El libro del discurso".
En 1993 regresa a Uruguay definitivamente y ese mismo año le es otorgada una "pensión graciable", pequeña pensión que se otorga, por aprobación del Senado de la República, a personalidades de gran significación cultural.1 Se desempeña en tareas de investigación en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional y continúa trabajando en su ensayo sobre historia política. Pero en la madrugada del 5 de octubre de 1996, a los 73 años, un aneurisma de aorta lo hiere de muerte. Cinco días después, sin salir de un coma profundo, muere en un hospital público de Montevideo. Luego de un velatorio multitudinario fue incinerado y sus cenizas fueron vertidas en el río Yí en una ceremonia familiar emotiva, sobria y silenciosa.
El río más largo del mundo
no es el Nilo sino el Yí.
Que nace en el nordeste de Durazno,
y muere esta noche en Madrid.

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