domingo, 6 de julio de 2014

6 de julio de 1997: En Vallegrande (Bolivia) son encontrados, en una fosa común, los restos del guerrillero argentinocubano Ernesto Che Guevara (1928-1967).

Encontrar los restos del comandante Ernesto Che Guevara tardó cerca de 30 años, tiempo durante el cual se acumularon los testimonios de guerrilleros, militares y campesinos bolivianos que desde diferentes ángulos vivieron aquellos acontecimientos.



La mayoría de las descripciones oficiales aseguraban que el cadáver había sido incinerado y las cenizas lanzadas desde un avión sobre la selva. Sin embargo, minuciosas investigaciones posteriores determinaron que el cadáver del Che fue trasladado desde la escuelita de La Higuera donde lo asesinaron hasta el cuartel del regimiento "Pando" en Vallegrande a las dos de la madrugada del 11 de octubre. Allí los militares bolivianos tenían cuatro tanques de combustible para la incineración del cuerpo, pero no pudieron efectuarla por la cercanía del amanecer, que no permitía el tiempo necesario para ese proceso. También le temieron al alto grado de suceptibilidad que estos acontecimientos provocaban entre los pobladores de Vallegrande y a la presencia de periodistas y corresponsales extranjeros. Estos factores determinaron que fuera enterrado en la misma zanja que un tractor cavó para los demás guerrilleros.


Búsqueda

El lugar permaneció completamente oculto hasta el 21 de noviembre de 1995, cuando en forma sorpresiva el general retirado Mario Vargas Salinas declaró a medios de prensa que el Che había sido sepultado bajo la pista de aterrizaje del antiguo aeropuerto de Vallegrande, localidad del sudoriente boliviano.

Tres días después, en medio del revuelo internacional causado por la noticia, el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada firmó un decreto mediante el cual autorizaba iniciar la búsqueda. Soldados bolivianos fueron comisionados para comenzar la labor, aunque el sitio exacto aún no estaba precisado porque Vargas Salinas, al visitar el viejo aeródromo, dijo que no recordaba ese dato.

El 1 de diciembre llegó a Vallegrande un grupo mixto de antropología forence formado por argentinos y cubanos, además de geofísicos también cubanos y técnicos italianos. Las pesquisas se desarrollaron en tres períodos, que sumaron en total unas 13 semanas, hasta el 31 de marzo de 1996.

Las áreas investigadas abarcaron, además de la pista, terrenos adyacentes correspondientes al servicio de caminos, el basurero, el vivero, el cementerio, la sede del antiguo regimiento Pando, el hospital, el Rotary Club y la cañada de Arroyo. En esta última, fueron exhumados cuatro cadáveres y se logró identificar a uno de ellos como perteneciente al guerrillero boliviano Jaime Arana Campero (Chapaco). Según el reporte de los científicos, hasta el 31 de marzo se abrieron 210 fosas, de ellas 32 indicadas por el georadar, 28 por los geofísicos cubanos y 150 de acuerdo con descripciones históricas.

Entre abril y octubre de 1996 se desarrolló una fase de investigación histórica, a cargo de la historiadora y socióloga cubana María del Carmen Ariet, quien centró su labor en cotejar y estudiar los numerosos testimonios y versiones existentes sobre la lucha guerrillera. Mientras, en el mes de junio fueron encontrados los restos del interacionalista cubano Carlos Coello (Tuma) en el poblado de Florida, provincia de Cordillera.

En diciembre de 1996 fue enviado a Bolivia un equipo multidisciplinario cubano con el fin de profundizar en las investigaciones científicas, el cual realizó estudios geológicos hasta marzo de 1997. La que sería última fase comenzó el 21 de mayo por medio de un grupo de expertos cubanos entre los que figuraron el doctor Jorge González, director del Instituto de Medicina Legal y representante de los familiares de los combatientes, el arqueólogo Roberto Rodríguez, el antropólogo forense Héctor Soto y la historiadora María del Carmen Ariet.

Junto con ellos trabajaron los geofísicos Noel Pérez, José Luis Cuevas y Carlos Sacasas, quienes emplearon la tecnología más avanzada para delimitar el área (10 mil metros cuadrados) que ocupaba la antigua pista. La hipótesis fundamental de esta labor fue reconocer en diferentes campos geofísicos las anomalías producidas por la actividad antrópica, partiendo de un supuesto de que las propiedades eléctricas, magnéticas y elásticas tienen variaciones en lugares donde se realizan excavaciones.

En las pesquisas también participaron los antropólogos forenses argentinos Patricia Bernardi, Alejandro Inchaurregui y Carlos Somigliana. Mientras en Cuba otro grupo, compuesto de más de 50 científicos, pertenecientes a alrededor de 15 instituciones, brindaba un valioso apoyo a los trabajos.



Primeras evidencias

El hallazgo de la fosa número 7, realizado el 28 de junio, marcó el punto culminante de las tareas de búsqueda. En los días siguientes, hasta el 1 de julio, fueron encontradas sucesivamente las osamentas de siete cuerpos.

La atención de muchos de los presentes se concentra en la osamenta número dos. Se trata de los restos más completos. Todavía se conserva parte de una chaqueta verde olivo sobre el torso y el cráneo. En la pelvis quedan pedazos de un cinturón de cuero. A la osamenta le faltan las manos. Esas son las primeras evidencias. Luego se determinarán otras. La prominencia de los arcos superciliares coincide con esa característica en la frente del Che. La ausencia de un molar superior izquierdo también corresponde con su ficha dental.

En la madrugada del martes 8 de julio fueron trasladados los restos de los siete guerrilleros hacia la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. En la morgue del Hospital Japonés se efectúan los exámenes finales mediante equipos computarizados. El viernes 11 analizan los resultados y se depositan las osamentas en pequeñas cajas.

Finalmente, los periodistas enviados a Vallegrande por medios informativos de todo el mundo recibieron la confirmación de la noticia tanto tiempo esperada: los restos hallados son los del comandante Ernesto "Che" Guevara, los internacionalistas cubanos René Martínez Tamayo (Arturo), Alberto Fernández Montes de Oca (Pacho) y Orlando Pantoja Tamayo (Antonio), los guerrilleros bolivianos Simeón Cuba (Willy) y Aniceto Reynaga (Aniceto), y el combatiente peruano Juan Pablo Chang (El Chino).

Una delegación oficial cubana, presidida por el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, viajó a Bolivia para acompañar los restos del Che y de los cuatro combatientes hallados (incluido Carlos Coello).




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