viernes, 22 de agosto de 2014

Kalinka...Entre saltos y tradición

Los integrantes del grupo de danza Kalinka de la localidad de San Javier -muchos de ellos descendientes de rusos- cruzaron medio planeta para presentar un espectáculo en la ciudad de San Petersburgo. Ese viaje hacia tierras rusas resultó ser la coronación del esfuerzo que hacen estos jóvenes del departamento de Río Negro para transmitir y mantener vivas las tradiciones que trajeron desde el fondo de los tiempos sus ancestros desde la madre Rusia.


Llegan los rusos

Los orígenes de San Javier se remontan un siglo atrás, cuando el 27 de julio de 1913 un grupo de 300 familias provenientes en su mayoría de la ciudad de Vorónezh, ubicada en el sur de Rusia, se instalaron en tierras del departamento de Río Negro, a orillas del Río Uruguay. Eran integrantes de la congregación religiosa Nuevo Israel, una secta escindida de la iglesia ortodoxa rusa que tenía como líder espiritual a Vasili Lubkov, quien para sus seguidores era el nuevo mesías.
La llegada de estos inmigrantes a la desolada campaña uruguaya se produjo por dos motivos: por un lado los seguidores de Nuevo Israel eran perseguidos por el estado zarista y por otro, el presidente José Batlle y Ordóñez estaba interesado en atraer a los campos uruguayos a agricultores extranjeros.
Inicialmente Lubkov pretendía emigrar hacia Estados Unidos y Canadá, pero cuando supo de las facilidades que ofrecía Uruguay para instalarse en su territorio, el líder espiritual se decidió por Sudamérica.
Luego de dos meses de espera, alojados en precarias condiciones en el Hotel de Inmigrantes de Montevideo, aquellas personas –que algunas crónicas cifran en un total de 800- fueron trasladadas en barcos de la Armada uruguaya hasta el departamento de Río Negro, donde recalaron en tierras arrendadas a Alberto Espalter. Así aquellos campesinos llegados desde Rusia encontraron a miles de kilómetros de su hogar el lugar donde crearían la nueva Sion.

Sin embargo, con el paso del tiempo, el liderazgo de Lubkov se fue resquebrajando. El líder espiritual manejaba la vida de la colonia como si se tratara de un estado teocrático, lo que le hizo ganar detractores. Las diferencias se agudizaron cuando se comenzó a advertir un manejo irregular de los bienes materiales que producía la colonia. Este proceso se fue acelerando hasta que en 1926 Lubkov y unas 50 familias decidieron regresar a lo que entonces se había convertido en la Unión Soviética, dejando a los pobladores de San Javier a cargo de importantes deudas que les llevó años saldar.
Por su parte, Lubkov y quienes lo siguieron no encontraron en Rusia el paraíso. A su llegada fueron perseguidos por el régimen comunista con la misma ferocidad que en épocas de los zares. El líder de Nuevo Israel murió en 1937 prisionero en una cárcel soviética, víctima de la persecución del régimen stalinista a las sectas religiosas.


Desde su llegada, los inmigrantes rusos revolucionaron la forma de trabajar la tierra. Sus métodos y organización distaban mucho de la displicencia con la que se trataba la agricultura en la campaña uruguaya. Pero el principal aporte de los rusos al Uruguay fue la instalación de la primera planta de aceite de girasol que existió en el país. A esto debe sumarse la contribución de una cultura que era absolutamente exótica en estas latitudes. Los inmigrantes llegaron con música y danzas desconocidas, instalaron baños rusos –muy similares a los saunas nórdicos- a los que asistían criollos de localidades cercanas por considerarlo una verdadera curiosidad. En cuanto a las comidas se destacan el shashlik (carne de cordero macerada que se cocina en pinchos a las brazas), el piroj(una especie de pastafrola dulce, de zapallo o ricota) y elKvaz, una bebida alcohólica que se elabora con miel.

Algo más que saltos

Unas de las principales expresiones culturales de la colonia de rusos de San Javier son las danzas, de ahí que el cuerpo de baile local, llamado Kalinka sea fundamental en la transmisión de las tradiciones a las nuevas generaciones.


Fuente de memoria

La música y la danza siempre estuvieron presentes en la vida de los inmigrantes rusos. Al principio eran solo practicadas por hombres que se juntaban a tocar la balalaika –un instrumento de cuerdas del folclore ruso- luego de las jornadas de trabajo en el campo. El primer estudio de danza de San Javier nació en 1943 y funcionaba en el llamado Centro de Juventud Eslavos. Esta organización cambiaría de nombre a Centro Cultural Máximo Gorki de San Javier en 1946. Por su parte, el grupo de danza Kalinka nació como tal en 1970 y estuvo orientado desde entonces a la enseñanza de las danzas típicas rusas para niños, jóvenes y adultos.
Sin embargo, al instaurarse la dictadura en Uruguay, el Centro Máximo Gorki fue clausurado y el grupo de baile disuelto. Estas es una de las manchas negras en la historia de San Javier, ya que el gobierno militar no solo prohibió las expresiones artísticas de origen ruso, sino que además se ilegalizó la lengua rusa. De esta forma durante todo el período dictatorial las familias estuvieron impedidas de hablar su lengua madre entre sus integrantes, por lo que en muchos casos el idioma se perdió.
En 1985, al regreso de la democracia, el Centro Cultural Máximo Gorki reabrió y Kalinka volvió a la actividad. Desde entonces, el grupo de baile es una de los principales elementos de unión entre las nuevas generaciones y las tradiciones rusas. Esto trasciende a las personas de origen ruso, ya que en la actualidad muchos de los integrantes de la agrupación ni siquiera tienen ancestros de esa nacionalidad.
http://www.elobservador.com.uy/especiales/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario