viernes, 31 de octubre de 2014

El nuevo Museo Gurvich y la rebelión del capitán

EL NUEVO MUSEO GURVICH SOBRE LA PEATONAL SARANDÍ SE INAUGURARÁ EN ABRIL DEL AÑO PRÓXIMO. SEPA LA HISTORIA DE UN MURAL QUE LO PRESIDIRÁ Y QUÉ PASÓ CON LA DESOBEDIENCIA DE UN MILITAR.



Por Linng Cardozo
Esa vez no se cumplió la obediencia debida. El coronel tenía claro que se debía destruir el inmenso mural porque con esa acción, creyó, iba a contribuir a eliminar cualquier vestigio de arte vinculado a los trabajadores de los frigoríficos del Cerro. Y dio la orden a un capitán. Pero el subalterno dudó. Pocos saben si fue porque la tarea era harto difícil –como hago para hacer pelota un mural de 19 metros de largo aproximadamente, hecho de paneles de madera de 2,90 x 1,60 cada uno- o porque le gustó el mural como para no destruirlo. Y el capitán dio otra orden: Sargento!! desmóntelo y guárdelo ahí. Y así fue.
GURVICH Y EL CAPITÁN. José Gurvich vivía en el Cerro, pintaba, creaba, daba clases. Muchas veces recibía como pago baldes de barro que sus discípulos, como Adolfo Nigro, recogían de la orilla del Pantanoso. Y de aquel barro –recibido como pago- nacían las más maravillosas cerámicas de Gurvich. El año 1962 fue particularmente intenso para Gurvich por la cantidad de murales que realizó. Según cuentan, él quería invadir los muros de la ciudad. En ese marco nació un gran mural que iba a estar colocado en la sucursal del Cerro de la Caja de Pensiones del Frigorífico, un lugar frecuentado por sus vecinos del Cerro, en su mayoría obreros.
"La pintura deja de ser un privilegio de cierta clase económicamente poderosa para estar al alcance de todos como parte de la vida diaria", explicó Gurvich entonces. Así se cumplía la visión del Taller de que el constructivismo alcanzara a la Sociedad y no quedara encerrado en unj ámbito para creyentes. En ese lugar, el mural de Gurvich se extendía del suelo al techo y abarcaba una pared lateral en su totalidad, lo que permitía al espectador sentir su dimensión en relación a la arquitectura del local.
EL MURAL SALVADO. En 1985, con el advenimiento de la democracia, el mural que un capitán se negó a destruir, fue encontrado en un depósito del BPS. Un joven doctor Rodolfo Saldain –integrante del directorio- propuso recuperarlo y tras desempolvarlo fue ubicado en el hall central del edificio donde funciona ATYR, dependencia del BPS, frente a la Plaza Matriz. El año pasado, en la sesión del 9 de mayo de 2013, el Directorio del BPS resolvió ceder al Museo Gurvich aquel mural. “Esta obra, patrimonio de nuestra institución, donado por el artista a trabajadores del Cerro, hallará en el museo un lugar de mejor y mayor exhibición, contribución que nos enorgullece”, dice la resolución. José Gurvich murió en 1974, en Nueva York, sin saber que el mural se recuperaría casi diez años después de su deceso.
EL NUEVO MUSEO. El Museo Gurvich fue creado en 2005 con el fin de promover la obra y vida del artista uruguayo.  A finales de 2013 el museo comunicó un cierre temporal por cambio de sede. Se preveía su inauguración en 2014, pero las obras recién estarán prontas en 2015. El arquitecto Rafael Lorente Mourelle –junto al arquitecto Fernando Giordano- son los proyectistas del nuevo museo. No es casualidad: Lorente Mourelle es hijo de otro arquitecto, Rafael Lorente Escudero, discípulo de Joaquín Torres García y condiscípulo de Gurvich. Y este Lorente fue, a su vez, alumno de Gurvich. Con ese aire torresgarciano, Lorente explica a Retazo de los Cielos: “Nosotros aquí hicimos antropología constructiva. Descubrimos en esta casa (Peatonal Sarandí 522) datos que nos remontan a 1840. El proyecto nació de adentro y se hizo arquitectura desde la historia del local”. Este edificio pertenecía a Cutcsa y las diferentes reformas habían ocultado calidades que hoy resplandecen: vigas, techos y paredes de ladrillos de 40 centímetros. El predio tiene 8 metros de frente por 25 metros de fondo. En la planta baja (como se observa en la foto) estará el enorme mural de Gurvich que un capitán no quiso destruir. Luego habrá cuatro niveles más, dos de exhibición y los dos últimos dedicados a exposiciones temporarias. La nueva construcción tiene dos puntos de luz que traviesan verticalmente el museo y en el nivel superior habrá una suerte de balcón hacia la Peatonal Sarandí. La obra insumirá algo más de un millón de dólares.
HACIA EL NUEVO TIEMPO. Joaquín Ragni integra junto a Lorente la Fundación Gurvich y cuenta: “estamos con un cronograma que nos permite decir que la inauguración será el 15 de abril del año próximo. Ha demandado mucho esfuerzo de múltiples personas, en especial del Ministro de Educación y Cultura, que nos ha facilitado las cosas”. La inauguración oficial presentará una vigorosa exposición de obras importantes de Gurvich, de colecciones particulares. Estarán en el 4to. y 5to. Piso. En la misma fecha se inaugurará otra muestra que dialogará con la anterior, en el tercer piso, con importantes obras del Maestro Joaquín Torres García y artistas que fueron compañeros de Gurvich en el Taller Torres García, como Augusto y Horacio Torres, Gonzalo Fonseca, Julio U. Alpuy, Francisco Matto y Manuel Pailós, conformando una selección de alto interés, provenientes, también de colecciones particulares. “Será todo un acontecimiento en la plástica nacional”, subraya Ragni. En el correr del año 2015 se pretende llevar adelante algunas exposiciones programadas en las que se recordará como homenaje también a dos integrantes del TTG fallecidos en fechas relativamente recientes: Guillermo Fernández y Josep Collell. La Tienda del Museo estará en el frente del museo, sobre la Peatonal Sarandí y contará con publicaciones, catálogos y libros sobre arte, artesanías de calidad, rompecabezas con reproducciones de obras de arte, importados de Europa, así como merchandising del mismo origen. La Direcciòn del Museo seguirá en manos de Martín Gurvich, hijo único del artista, apoyado por un equipo conformado por Sylvia Barriola y Ragni y con el asesoramiento de los integrantes de la Fundación: Mecha Gattás, los arquitectos Rafael Lorente y Mariano Arana y Dr. Wilfredo Penco.

www.elobservador.com.uy

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