martes, 18 de noviembre de 2014

Las historias de los tres niños "cero falta"


Así contaron cómo van a la escuela quienes ganaron el concurso nacional Historias Cero Falta. A caballo durante una hora o en ómnibus desde la 6.30, estas son sus historias




El Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), Unicef y ANTEL entregaron ayer los premios correspondientes al 2° Concurso Nacional “Historias Cero Falta”.
Del concurso, que premia a escuelas, grupos y alumnos, participaron más de 250 historias, donde los protagonistas (niños, centros educativos o clases) contaron sus vivencias y el esfuerzo que realizan para culminar el años sin un sola inasistencia.
De estas historias surgieron los cinco ganadores. Entre ellos, la escuela de tiempo completo N° 9 de Colonia se llevó el premio a la Escuela Cero Falta. En tanto, un grupo de la escuela N° 41 de Merinos (Paysandú) obtuvo el galardón en la categoría Clase.
En lo que refiere a la categoría Niño, este año los ganadores fueron tres: Florencia Tatiana Acevedo de la escuela N° 232 de Solymar (Canelones), Estéfany Vázquez de la escuela N° 46 de Cuchilla de Olmos (Treinta y Tres) y Agustín Santos de la escuela N° 34 de Peñarol (Montevideo).
Tras felicitar a los concursantes, el director general de Primaria, Héctor Florit insistió en la importancia de la concurrencia a clase todos los días. Afirmó que en 2010 cuando llegó al CEIP se encontró con que en educación inicial el 41% de los niños faltaba más de 40 días a clase, lo que implicaba entre cuatro y cinco inasistencias por mes. “Esto constituía un mal enorme para el niños, para su clase, para la escuela y para toda la sociedad”, expresó.
Por esta razón, llamó a todos los ciudadanos a comprometerse con esta causa. “Cuando un niño en horario de clase, no está en clase, nos tiene que conmover a todos”, afirmó.
Los ganadores se llevaron un dispositivo tecnológico de ANTEL, una estadía para toda sus familia en el parque de vacaciones de ANTEL, el madrinazgo de la empresa pública para su centro educativo y un kit de Unicef con materiales para ir a la escuela.

Los ganadores

Agustín Santos 
Tiene 9 años y está en tercer año de escuela. Vive en Piedras Blancas y concurre a la escuela N° 34 de Peñarol. Todos los días se levanta 6.30 para llegar a la escuela a las 8 horas. Viaja en ómnibus, acompañado de su mamá. Para él no hay excusa que valga para no ir a la escuela. “Un día que diluviaba, yo le dije que no podía ir, pero se me empacó y lo llevé igual”, contó Estela, su mamá, en el video presentación. Estela contó a El Observador que lo que hace esos días es llevarle una muda para que cuando llegue a la escuela se pueda cambiar. “Estoy orgullosa de él porque quiere salir adelante. Hasta hace un tiempo quería estudiar mecánica”, señaló su mamá. Para Agustín, la meta hoy por hoy es seguir yendo a la escuela todos los días para ser Cero Falta en cuarto, quinto y sexto. 
Tatiana Acevedo 
A las 7 de la mañana suena el despertador de Tatiana, de 11 años. Es la primera en levantarse y luego despierta a sus dos hermanos y recién cuando están todos prontos, despiertan a su mamá, Ana Calderón. “La obligación de ir a la escuela es de ellos”, expresó Calderón, que trabaja vendiendo pescado. “La única obligación que yo les digo que tienen es estudiar. Se los digo para que no les pase lo mismo que a mí”, agregó. Tatiana va a la escuela N° 232 de Solymar en bicicleta, mientras que sus hermanos van caminando acompañados de su mamá. Luego esta recoge la bicicleta ya que la utiliza para hacer el reparto de pescado. Al llegar de la escuela, muchas veces, la madre debe seguir haciendo repartos, por eso Tatiana ayuda a sus hermanos con los deberes. Tatiana sueña con ser chef. 
Estéfany Vázquez
Estéfany vive en Cuchilla de Olmos (Treinta y Tres). Tiene 11 años y todos los días concurre a la escuela rural N° 46 en caballo acompañada de su hermano Leandro. El trayecto les lleva una hora, por lo que tienen que levantarse a las cinco y media de la mañana. Antes de partir le dan de comer a las gallinas, tienden la cama y desayunan, y ensillan el caballo. Lo que más le gusta a Estéfany de la escuela es encontrarse con sus amigos y ver que ellos tampoco faltan. “A mi no me gusta faltar, pero tampoco me gusta que falten los demás porque no me gusta que ellos pierdan lo que nosotros ganamos cuando vamos a la escuela”, manifestó Estéfany a El Observador. “La escuela sirve para todo. Por eso a los que no van les digo que hagan el esfuerzo. Si yo viviendo a siete kilómetros, puedo ir, todos pueden”, aseguró.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario