miércoles, 7 de enero de 2015

Medio siglo de una carrera apoteósica

Maria Bethânia presentó su interpretación de Carcará en su debut en el espectáculo Opinião —en el que sustituyó a Nara Leão — y ese histórico 13 de febrero de 1965, plantó las bases de la carrera que ahora en su 50 aniversario celebra con el show Abraçar e agradecer.


Las primeras funciones serán en Rio de Janeiro a partir de este sábado y luego en São Paulo en marzo.
La mencionada canción se convirtió en un éxito masivo en su voz, no tanto por la melodía sino por la forma en que ella la abordó. A los 17 años, ya sabía lo que quería.
"En el momento en que canté Carcará, todo el mundo tomó aquello como algo importante", recuerda la cantante, hoy con 68 años. "Aquel tema pertenecía a Brasil, y ¡pobre de mí si no hacía lo que Brasil quería! Si hacía un show de una hora y cantaba una hora Carcará estaba bien. Si le dedicaba 58 minutos a Carcará y dos a Olhos nos olhos, no. No podía cambiarme de ropa, no podía soltarme el pelo. ¡Es un tesoro de Brasil! ¡No, alto ahí! Me sentí honrada pero yo no era sólo eso. Tanto así que me fui de escena y volví con un vestido largo y una condición: no cantar Carcará", señala.
La intérprete que surgía ahí, como ella describe, apunta para el lado opuesto de la seguridad que le daba su primer éxito.
"Me convertí en cantante de la noche, con música que nadie interpretaba, de un repertorio romántico que siempre me gustó. No pertenecía a la tropicália ni tampoco a la bossa nova. La tropicália era otra cosa, pero tenía el mismo rigor de la bossa. Tenía la ropa, el mismo comportamiento. Los 2 son lindísimos géneros y yo pasé bien por ellos. Pero a mi manera, sin aprisionarme", reconoce, quien siempre estuvo en busca de canciones de amor simples.
Hay marcas que definen toda su trayectoria. La libertad, el aspecto de la selva virgen de Brasil (bien explorado en Brasileirinho de 2003) y su amor por la canción popular. Marcas que siguen presentes en Abraçar e agradecer, espectáculo que define como repleto de silencios y que sigue con la brasilidad y el romanticismo que atraviesan su carrera.
"Quiero tocar el corazón de las personas. Nací para hacer eso. Sea con una canción de amor, un cántico a favor de los indios o un grito sobre que Brasil está bonito o feo. A Chico César le dije: ¿vos podés hacer una canción de amor simple? Porque las canciones de amor de mis compositores favoritos son tan difíciles, tengo que mirar el diccionario. Mi amor no es así. Siento que falta eso. Ese calor que la música brasilera tiene de más. Es lindo ser una intérprete que juega y que permite a los demás cambiar".
Bethnia explica que, cuando hace suya una de esas letras de amor, las aborda desde una óptica diferente a los tropicalistas.
"Para mí pasa por aquí (apunta a su pecho). Ah, hijo mío, soy una bobona. Gaby Amarantos, por ejemplo, tiene una forma de mostrar una canción tan personal que es de verdad. Me gusta Zezé di Camargo e Luciano, de ellos ya grabé temas. Y me produce felicidad Bruno & Marrone, con ellos canté "Do jeito que voc me olha vai dar namoro". Tienen otra que adoro y dice "Quer, quer, quer, quer casar comigo?", (canta). Es lindo preguntar así en una canción. Cuando componen de verdad me convencen. Pero cuando veo que todo está programado para convencer, digo adiós. ¿Es lo que es o se trata de quién tiene más?". De la popularidad, lo que importa a Bethnia, según explica, es la posibilidad de comunicarse con las personas. Se siente orgullosa de haber conducido su carrera resistiendo a las presiones de los sellos discográficos que buscaban sólo altas ventas.

"Siempre hice lo que quise, como quise. Muchos discos míos quedaron en un cajón por eso, fui lanzándolos de cualquier manera, aunque no les prestaran atención. Ciclo, de 1983, mi mejor disco, es uno de ellos. La compañía quería que yo siguiera un rumbo seguro, para vender. Pero yo decía: ¡no tiene que ser así, no tengo repertorio para eso, quiero hacer otra cosa! En el fondo para mí no es importante el éxito rotundo. Tanto así que mi vida se mantiene en un área brillante pero serena. No está llena de explosiones".
Con Alibi en 1978 vendió un millón de copias y fue la primera mujer en conseguir ese mérito, pero evitó continuar por ahí. "Sé vender bien, genial, entonces me voy a dedicar a vender jabones. Un artista es otra cosa", reflexiona.
En el nuevo concierto además de las canciones de amor simples de Chico César, Bethnia muestra otras músicas, de autores veteranos como Paulo César Pinheiro y Dorival Caymmi. Y otras de jóvenes autores —algo que siempre incluyó en su obra— como Arnaldo Antunes y Vanessa Da Mata.
Marisa Monte casi entró: "es una excelente cantante y compositora, quería incluir algo de ella en este show pero no se dio. Cantó en mi casa, pero no diré qué, eso es privado", revela.
Con la producción musical de Guto Graça Mello y la dirección escenográfica de Bia Lessa, Abraçar e agradecer intercala músicas con textos de Waly Salomão, Clarice Lispector e Carmem L. Oliveira (autora de Flores raras e banalíssimas). "Yo hacía teatro, leía muy bien, siempre que había una cosa para leer me llamaban. Estas dos partes no se pelean. Me gustan y necesito de ambas. Tuve que madurar de la noche a la mañana cuando llegué a Rio de Janeiro. Era una chica de 17 años, en ese momento era una niña, no una mujer como es hoy alguien de esa edad".
Después de un 2014 marcado por el lanzamiento de Meus quintais y el documental O vento lá fora, de Marcio Debellian, Bethnia festejará sus 50 años de carrera en diversos frentes. Y será la gran homenajeada con el Premio de la Música Brasilera el 10 de junio, en el Teatro Municipal.

FAMILIA DE ARTISTAS


"Abrí un espacio teatral para la música", subraya


En el mes de su aniversario como cantora, publicará además un libro-DVD llamado Bethânia e as palavras, con diseño de Gringo Cardia. Celebración de una artista que, desde Opinião a Abraçar e agradecer, reconoce haber dejado una herencia clara. A su entender se convirtió en una cantante que abrió un espacio teatral para la música. En ese sentido, reconoce que fue Fauzi (Arap, director), quien entendió más sus necesidades. Aún más que (Augusto) Boal. “A pesar de que Opinião (de Boal) es teatral, y Boal hizo para mí Tempo de guerra, fue Fauzi quien vio en mí que quería expresarme en el teatro. Esa es una línea que dejo de mi estilo”.
Bethânia nació en una familia de artistas: es hermana de los también cantautores Caetano Veloso y Mabel Velloso. A lo largo de su carrera publicó cincuenta álbumes de estudio y se encuentra entre los diez mejores cantantes de Brasil tras vender 26 millones de copias. Fue su hermano Caetano quien la bautizó con su nombre artístico, en homenaje al single homónimo compuesto por Capiba, conocido en aquella época e interpretado por Nelson Gonçalves.
Durante su infancia soñaba con ser actriz y ya a los 13 años conoció el arte bohemio de Salvador de Bahía. Aunque a los 16 años Caetano le ofreció cantar en la banda sonora de una película y no aceptó, su futuro estaría signado por la música.
En 1965 publicó su primer sencillo bajo el título Carcará, y posteriormente se trasladó a Rio de Janeiro donde comenzó a actuar en clubes nocturnos hasta que firmó contrato con la discográfica RCA Records. Entre sus trabajos más destacados figuran Drama, Luz da noite, Pássaro da Manhã y As Canções Que Você Fez Para Mim.
Popularidad llevada con discreción y bajo perfil

Dueña de esa “voz de árbol que crepita”, como decía el poeta Vinicius, “siempre entre la tensión y el éxtasis”, según la definió el cineasta Carlos Diegues, la cantante es una de las voces más carismáticas de Brasil.

A su entender la música de su país, incluso aquella que fue compuesta por hombres, tiene alma femenina.

No le gusta Internet y en ese sentido se define como “fuera de moda”, aunque tiene correo electrónico y se remite a responder sí, no y tal vez. “Prefiero conversar con las personas, responder lo que me preguntan cara a cara y siempre me da placer hablar de algo que me gusta”, explica, agregando que lo virtual es para ella “horroroso”. “Me gustan las tapas de los libros y tocar los encartes de los discos”.

Cuando no trabaja descansa en Salvador, en Santo Amaro y otros lugares. Pero ama Rio de Janeiro. “Me gusta ser discreta, la exposición me cansa de más. A veces cuando viajo en el avión veo esas revistas de famosos y me estremezco”.

http://www.elpais.com.uy/divertite

No hay comentarios.:

Publicar un comentario